Las manifestaciones, llegaron a su punto álgido a
mediados de los años sesenta del siglo I e.v. antes de la primera guerra judía y también en el
transcurso de la misma, podemos encontrar en Jerusalén en primer lugar a los
sicarios, pertenecientes a la clase de los subalternos, y luego a una plétora de manifestaciones,
profetas, tanto de corte oracular como milenarista, bandidos y mesías,
pertenecientes tanto a la clase de los subalternos
como a la clase de los campesinos.
Así, pues, el último paso que nos queda por dar es echar una ojeada a la
guerra no tanto por sí misma, como por la luz que pueda arrojar sobre los
distintos tipos de disturbios sociales que la precedieron y acabaron por
precipitarla. Y para hacerla me basaré en una serie de modelos históricos y
sociológicos comparativos.
LA
REBELIÓN DE LOS PUEBLOS NATIVOS CONTRA ROMA
En el documento se presentan cinco
rebeliones de pueblos nativos contra el
Imperio Romano según el libro de Stephen
Dyson que tuvieron lugar más o menos durante los cien años:
- El primer caso, sucedido en 52-51 a.e.v., de los
arvernos, al mando de Vercingetórix, que tras unificar a las diversas
tribus galas, capitaneó una guerra de guerrillas contra Julio César. Pese
a los éxitos obtenidos al principio, Vercingetórix acabó siendo capturado
en Alesia, en Borgoña, y ejecutado en el triunfo de César de 46 a.e.v.
- El segundo fue en Dalmacia y Panonia, entre 6 y 9
e.v. El cabecilla fue Batón, fueron necesarios cuatro años, quince legiones
con las correspondientes tropas auxiliares, el general Tiberio, para que
aquellos territorios volvieran a quedar bajo el control de Roma Batón no
fue ejecutado, sino simplemente relegado a Ravena.
- El tercer caso fue en el año 9 e.v., P.Quintilio Varo, a quien ordeno
la crucifixión de dos mil insurgentes judíos en 4 a.e.v., cayó en la
trampa que le tendió Arminio. Varo se vio encerrado con sus tres legiones
en el bosque de Teutoburgo y hubo de quitarse la vida. Luego Germánico, regresó a Germania para vengar
la afrenta infligida al pueblo romano. Para evitar nuevos desastres y
procurar obtener la victoria, hubo de llegar a un acuerdo con el enemigo.
- La cuarta rebelión fue la de Boudicca, reina de los
icenos, en 61 e.v. Tras perder una legión, el gobernador de la provincia,
Gayo Suetonio Paulino, derrotó a los icenos. Boudicca hubo de suicidarse y,
aunque la revuelta siguió adelante.
- La última de estas rebeliones, que debe ser
considerada en el marco de la guerra civil de los años 69-70, fue la de Julio
Civil. Pese a no recibir el apoyo de las tribus galas que esperaba, los
éxitos cosechados en un primer momento por Civil fueron impresionantes.
Dyson compara una serie de
características en estos cinco casos de rebelión, Según este autor, hay características
o rasgos similares en todas las rebeliones:
- Todas ellas se produjeron poco después de que se
estableciera el control de Roma sobre los diversos territorios,
- Todas ocurrieron en el momento en que se produjo una
intensificación fiscal o administrativa del control ejercido por los
romanos.
- Todas ellas fueron encabezadas por caudillos
nativos, que establecieron algún tipo de unidad tribal mayor del que
existía habitualmente hasta entonces.
- Los principales cabecillas proceden de la clase
nativa más romanizada
- Los procesos de unificación se ven favorecidos, por sistemas monárquicos preexistentes
o por otros modelos de alianza más recientes.
- Todas las rebeliones cogieron a los romanos por
sorpresa, cuando éstos pensaban que ya habían completado los diversos
procesos de pacificación.
UNA
REVOLUCIÓN DENTRO DE OTRA
En los cinco casos estudiados por
Dyson, éstos pertenecían a las clases elevadas y romanizadas de las sociedades
tribales en cuestión. Josefo hace alusión a los cinco grupos distintos que
existían dentro de Jerusalén, enzarzados en una guerra sin cuartel no sólo
contra los romanos que los sitiaban, sino también unos contra otros dentro de
los muros de la ciudad. El elenco de esos grupos sigue una escala progresiva
de maldad, y serían específicamente los sicarios, Juan de Giscala, Simón, hijo
de Gioras, los idumeos y, por último, los zelotas. Pero, ¿por qué fue precisamente
en la rebelión judía en la que la dirección del movimiento escapó, por una
parte, al control de las clases altas romanizadas, y, por otra, por qué en su
seno se produjeron unas rivalidades tan irreconciliables? El estudio de otros
modelos, cuya amplitud de miras es mucho mayor tanto en lo espacial como en lo
temporal, quizá contribuya a dar una respuesta satisfactoria a la cuestión.
En 1938, Crane Brinton publicó un
estudio comparativo de las revoluciones inglesa, norteamericana, francesa y
rusa, que comenzaron respectivamente en 1640, 1776, 1789 y 1917. el autor
advierte tipos de revolución: La revolución era iniciada por elementos
autoritarios, oligárquicos y conservadores. Además, el empleo constante de las
expresiones extremistas y moderados supone adoptar una terminología tan vaga
que hace imposible la claridad de las comparaciones:
- Reforma económica, que supone no tanto una revolución cuanto una
reforma, y que tiene fundamentalmente un carácter económico y financiero.
- Revolución
política, caracterizada sobre todo por la ausencia de reforma y el
sorprendente éxito de ciertas acciones militares iniciales.
- Revolución social,
que exige un cambio de la sociedad mucho más profundo que las
simples mejoras y sustituciones efectuadas en los estratos más altos.
- Dictadura,
que pone el poder absoluto en manos de un solo individuo con objeto
de preservar la revolución o, mejor dicho, de impedir que la revolución
política dé paso a la revolución social.
Para el año 1950 apareció un libro
escrito por un politólogo y un filósofo, en el que se distinguen tres tipos de
revoluciones:
·
Revolución
palaciega consiste en la sustitución de unos gobernantes por otros que,
aun oponiéndose a la fórmula política anteriormente existente, la mantienen.
·
Revolución política constituye un cambio
radical de régimen. lo único que cambia es la estructura de la autoridad, sin
que se modifique el sistema de reglas que la sustenta
·
Revolución social sería un cambio
radical de las reglas
Par estudiar las diferencias entre la
resolución política y social se toma la distinción que establecen Lasswell y
Kaplan y se aplica a la estratificación que hacía Lenski de las sociedades
agrarias. La revolución política se produciría en el seno de las cinco clases
altas, mientras que la revolución social se produciría a partir de las cuatro
clases bajas de Lenski en contra de las clases sociales. El triunfo de una
revolución social en una sociedad agraria significaría, el mantenimiento del control
del gobierno por parte de los esclavos o los campesinos.
A continuación se pretende concluir la
catalogación que he emprendido las rebeliones seguidas por los disturbios
protagonizados por subalternos y
por los campesinos teniendo en cuenta
la la interacción ejercida por la revolución política y la revolución
social con objeto de averiguar qué fue exactamente lo que hicieron los
revolucionarios políticos y los revolucionarios sociales en medio de todo
aquel ruido y toda aquella furia, en medio del terror, el espanto y la
destrucción.
- Manahemo, cabecilla de corte mesiánico, regresó a la ciudad con un séquito de sicarios y
campesinos y contribuyó a romper el equilibrio en favor de Eleazar. El
pueblo prendio fuego a la casa de pontífice Ananías, y en el palacio de
Agripa y Berenice. Después de esto, prendieron también fuego a las arcas
adonde estaban todas las escrituras de los deudores y acreedores, porque
no quedase algo por donde se pudiese saber las deudas, por atraer a sí la
muchedumbre de los deudores y para dar libre poder y facultad a los
pobres de levantarse contra los ricos, y huyendo los guardas de las
escrituras públicas, echaron fuego a las casas. Los cabecillas de la
revolución política pertenecientes a la clase de los gobernantes lograron impedir que
los líderes de la clase de los subalternos
hicieran de ésta una revolución social, los miembros de la clase de
los gobernantes respiraron
de alivio, pues habían recuperado el control de la revolución. Según Brinton, Manahemo
y sus secuaces no habrían de convertir la revolución política en
revolución social.
- Josefo, recoge
el nombramiento de un nuevo pontífice por parte de los zelotas, el levantamiento
del pueblo contra ellos y el confinamiento de las tropas de los zelotas en
el interior del Templo. El objetivo de esta guerra era poder señalar los
magistrados y dar aquellos oficios a quien querían. Nombraron a Fani, era
hijo de Samuel, el cual no era del linaje, vistiéndole con las vestiduras
del pontífice, eligieron una de las tribus sagradas. Ese proceso respondía
a la ideología propia del igualitarismo teocrático, el sorteo se limitaba
al linaje de los Sadocitas,. Se trataba, al menos por lo que a los zelotas
se refiere, de un nuevo gobierno legítimo de la ciudad y el campo. Y, en
este contexto, resulta sumamente significativa la alianza de un sacerdote
rebelde como Eleazar, hijo de Simón, y los zelotas. Eleazar debió de hacer
de enlace entre los zelotas y la revolución se había producido entre las
clases humildes de Jerusalén, por un lado. Los zelotas que pasaron de una revolución
social a un reinado del reinado del
terror. Se trata de las tres grandes purgas de la nobleza que llevaron a
cabo. La primera matanza, fue contra Antipas, encargado de cuidar los tesoros
públicos, y también a Levias y Sifas, ambos de familia real, y más todos
los que parecían ser más nobles que los otro. La segunda matanza es consecuencia
del contraataque de Anano y los aristócratas que encabezaban la revolución
política, se vieron liberados de su reclusión por las tropas idumeas que
entraron en Jerusalén precisamente con ese objeto.
- La tercera purga se produjo después que los idumeos
abandonaran Jerusalén, convencidos de que la revolución social de los
zelotas y su consiguiente reinado del terror resultaban
contraproducentes. Antes de salir de la ciudad, sin embargo, liberaron a
más de dos mil presos. Pero contra lo que sin duda alguna conspiraban era
contra la revolución social. Por consiguiente, desde la perspectiva de los
zelotas, cualquier miembro de las clases altas estaba por definición en
contra de su revolución.
- El último indicio de la ideología de los zelotas es
su propio sistema de liderazgo interno. Aunque de vez en cuando se menciona
a determinados miembros destacados de la facción zelota, en general Josefo
suele utilizar la forma plural los zelotas para referirse a ellos y,
consecuentemente, no señala a ningún individuo en particular como su
principal cabecilla. Pese al tono mordaz que lo caracteriza, la forma en
que Josefo nos describe la ruptura de la coalición entre Juan de Giscala
y los zelotas nos muestra claramente cuál era el tipo de liderazgo
igualitario que caracterizaba a este movimiento.
- El reinado del terror instaurado por los zelotas dio
paso al quinto y último estadio del proceso revolucionario, el de la
dictadura, cuando el sumo sacerdote Matías rogó a Simón, hijo de Giaras,
que entrase en Jerusalén, para librar la ciudad de tantos agravios de los
zelotas, Cecil Roth insinúa que, las inscripciones grabadas en las
monedas acuñadas durante el primer y el segundo año de la revolución, Jerusalén
la Santa y Libertad de Sión, destruyeron
la hegemonía del proceso revolucionario que hasta entonces habían
ostentado la aristocracia sacerdotal y la nobleza laica, de suerte que a
partir de ese momento se hizo de todo punto imposible cualquier tipo de
negociación con Roma.
TRAYECTORIA DE LOS DISTURBIOS
CAMPESINOS
A
continuación se señalan los principales hitos en la trayectoria seguida por
los alborotos y disturbios, y demostrar que la consumación final de todos ellos
fue la revolución. Que se trataría de una simple y desafortunada invención
académica basada en las malas informaciones suministradas por Josefo. Un repaso
de la historia de los distintos estados e imperios europeos, que abarcaría más
de veinticuatro siglos [500 a.e.v.-1925 e.v.], demostraría que por cada año de
conflictos violentos habría por término medio tan sólo cuatro años de paz.
Gurr
distingue tres tipos o niveles básicos de violencia política.
- Disturbios,
definidos
como movimientos espontáneos, desorganizados. caracterizados por una
importante participación popular, que incluirían huelgas políticas
violentas, asonadas, enfrentamientos políticos, y rebeliones perfectamente
localizadas.
- Conspiraciones, caracterizadas por
un alto grado de organización un número limitado de participantes, y por
incluir la perpetración de asesinatos políticos, terrorismo a pequeña
escala, guerra de guerrillas a pequeña escala, golpes de estado y motines.
- Guerras intestinas, caracterizadas por un alto grado de
organización, una gran participación popular, tener por objeto el
derrocamiento de un régimen o la destrucción del estado, ir acompañadas de
violencia generalizada, e incluir terrorismo y guerra de guerrillas a gran
escala, guerras civiles, y revoluciones
Así,
pues, utilizando esta terminología, cabría resumir el presente capítulo
diciendo que Palestina pasó de un siglo de disturbios, a un primer período de conspiraciones a mediados de los años cincuenta con la actuación
de los sicarios, para llegar en tomo a 65 e.v. a una guerra intestina, en la que todas las clases se vieron
implicadas en una rebelión abierta. Fijémonos sólo en el apartado disturbios populares, y echemos una
vez más una ojeada a sus distintas variedades y trayectorias, a sus fechas y a
la serie de manifestaciones, profetas, bandidos y mesías, que hemos recogido
debidamente en el Apéndice II. No cabe duda de que hubiera otros ejemplos
aparte de los que enumera Josefo, pero, de momento, prefiero hablar únicamente
de los que tenemos explícitamente documentados por él.
Cabe
la posibilidad de que las diversas clases tuvieran diferentes tipos de
sensación de privación, las clases altas tuvieran una privación progresiva,
mientras que las clases bajas tuvieran una privación por decremento.
La
trayectoria seguida por los cuatro tipos distintos de movimientos campesinos todos
ellos indica que desde un siglo venían produciéndose constantes disturbios.
Pero, este tipo de profetas constituye únicamente uno de los cuatro tipos de
movimientos populares que hemos establecido y el modelo intercultural de Gurr hace hincapié
una y otra vez en que «para que los obreros y los campesinos empobrecidos...
puedan acceder a cualquier ideología revolucionaria, es preciso que tengan una
conciencia subjetiva de su empobrecimiento; y en otra ocasión añade: Sólo en la
medida en que el hombre esté descontento... será susceptible de cambiar de
ideología; y dice también: La susceptibilidad de las personas a este tipo de
creencias está en función de la intensidad de su descontento.
De
ese modo, la única explicación que cabe dar a los disturbios campesinos que
desembocaron en la guerra de 66 e.v. es la privación por decremento. En
otras palabras los campesinos se veían precipitados a un nivel inferior, que
para ellos había constituido siempre el tipo de vida normal.
Para que se diera una sensación de
privación, los campesinos tendrían que haberse visto precipitados a un nivel
inferior al de la mera subsistencia, no ya al nivel de la pobreza, que para
ellos habría sido el normal, sino al de la indigencia y la miseria. Según la
estratificación de lenski, grandes contingentes de la clase de los campesinos
se verían precipitados a las clases inferiores de los impuros, los degradados
y los despreciables.
El
primer tipo de inversión exprimía a los campesinos hasta el punto de hacerles
perder sus propiedades y convertirlos en arrendatarios, jornaleros o incluso en
esclavos. Pero lo realmente malo era el segundo tipo de inversión.
La
segunda dificultad se producía la remisión de todas las deudas, se advierte a
los prestamistas que no nieguen un préstamo a nadie por el simple hecho de que
está a punto de llegar un año sabático. Evidentemente, lo cierto es que, a
medida que se acercara uno de estos años, los prestamistas se mostrarían cada
vez más reacios a efectuar préstamos, y los deudores encontrarían cada vez más
dificultades para obtenerlos.
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