miércoles, 25 de septiembre de 2013

POBREZA Y LIBERTAD


Los cínicos buscaban la felicidad por medio de la libertad por lo atnto buscaban la liberación  de toda preocupación por las cosas materiales, además buscaban no entirsen atados por el estado y la sociedad. Ellos buscaban hallarse libre de los deseos, del temor, de la cólera, del dolor y de las demás pasiones; de las ataduras religiosas o morales, de la autoridad de la ciudad, el estado o los funcionarios públicos; del respeto a la opinión pública así como de toda preocupación por la posesión de bienes; del confinamiento en una determinada localidad y de la respon­sabilidad de alimentar y sostener a una esposa y a unos hijos. Dentro de sus dotrina se burlaban de las costumbres y los convencionalis­mos de los demás, pero eran muy rígidos por lo que a la obser­vancia de los suyos se refería.

Los profesores Vittorio Lantemari y Bryan Wilson han escrito acerca de los movimientos religiosos de protes­ta. Bryan Wilson pro­pone una tipología apoyada en las formas de reaccionar ante el mundo cuando las religiones tradicio­nales ya no satisfacen y no permiten obtener la salvación del mal teniendo en cuenta el concepto de Dios como «el poder sobrenatural y la designación que le adjudique».

Teniendo en cuenta lo anterior, Bryan Wilson establece siete tipos según el punto de ese movimiento de reacción/ante/el mundo.

Los Conversionistas: quienes continuamente reaccionan ante el mundo, pues consideran que la maldad que existe en el mundo solo puede cambiar si cada ser humano tiene un transformación profunda que no involucra lo que piensan o sienten los demás, para los conversionistas es mas importante la parte espiritual que la razón del mundo que los rodea.

  1. Los manipulacionistas que son a quienes Dios les invita a cam­biar la forma de ver las cosas, para ellos la única forma de conseguir la salvación es descubrir los valores que se encuentran en el mundo que les rodea, pero buscando la forma para que esos valores sean solo un medio para encontrar la salvación sacándole provecho al mundo que nos rodea.

  1. Los taumatúrgicas: «Dios concederá dones especiales y realizará determinados milagros» Para ellos la salvación se obtiene mediante los milagros, la salvación no es para una comunidad sino que mágicamente y de forma individual se obtiene la benevolencia divina sobre los seres que son elegidos.

  1. Revolucionistas: «Dios le dará al mundo la vuelta» Creen en la transformación para mejorar el mundo solo se realizara mediante una acción sobrenatural que solo puede ser dada por una acción  milagrosa en la que puede existir intervención del hombre. Para ellos la salvación está dada por el cambio milagroso.

  1. Los introversionistas: «Dios nos invita al abandono» Para ellos lo más importante es huir del mundo y buscan refugiarse en una comunidad, para ellos la única salvación esta en su propia santidad y en la forma mejor de aislarse del resto de la sociedad

  1. Los reformistas: «Dios nos manda corregir» para ellos la salvación se obtiene realizando acciones que cambien la forma en que viven los hombres, para ellos existen ideas de origen sobrenatural por los cuales la humanidad puede conseguir la salvación.

  1. Los utópicos: «Dios nos manda reconstruir» Afirman la posibilidad de hallar en este mundo la salvación divina, en la cual el hombre es participe de ese cambio.

Cora Lutz dice que algunos ele­mentos de los principios cínicos y estoicos se habían confundido  con las doctrinas de los filósofos populares». El cinismo había sido fundado por Diógenes de Sínope. La palabra «cínico» significa «perro. En un principio se trataba de un término des­pectivo con el cual la sociedad y el mundo en que vivía eran despreciados y se pretendía burlar los códigos humanos de la decencia y la propiedad, los cínicos despreciaban los viernes materiales, las normas sociales y para ellos era importante el abandono del mundo y el estoicismo fue fundado por Zenón de Citio que buscaba la felicidad producida por la libertad interior y la autosuficiencia de la persona, para buscar la salvación había que buscar  el alejamiento del mundo.

Lucio Anneo Séneca, Séneca el Joven, filósofo estoico, escritor. En su calidad de tutor de Nerón, quien se contradecía entre las virtudes que predicaba y la vida llena de vicios que llevaba. Aunque era rico, influyó en él el filósofo cínico Demetrio. Séneca componía sus Epístolas morales, tratados de moral en donde se podía ver la diferencia que existe entre la teórica ausencia de pasión del estoico Séneca («tengo, pero no me importa») y la práctica ausen­cia de propiedades del cínico Demetrio «no tengo, pero no me importa». Los estoicos ante las riquezas hacían como si no las tuvieran, y los cínicos, que no tenían riquezas hacían como si las tuvieran.  Se trata de la lucha de la naturaleza contra la cultura, del cinismo contra la civilización, de Diógenes contra Dédalo.

A pesar de las múltiples dificultades que le planteaban algunos de los seguidores de esta corriente en su propia época, llega a hablar del cinismo como una rama de la filosofía que rivalizada  con las más no­bles..


EN LIBERTAD BAJO EL IMPERIO DE ZEUS

La vida de Musonio Rufo, etrusco de nacimiento, pero estoico por elec­ción, llamado «apóstol de la liber­tad moral» y «Sócrates romano» Pese a aceptar el papel tra­dicional de ambos sexos, afirmaba que «también las mujeres deberían estudiar filosofía», pues tanto mujeres como hombres poseían una misma razón, unos mismos sentidos, un mismo cuerpo, y una misma «inclinación» a la virtud, la bondad y la justicia. Pues me inclinaría a creer que todas las labores humanas constituyen una obli­gación común y son comunes a varones y mujeres, sin que ninguna de ellas le esté destinada por fuerza a nadie en exclusiva, sino que unas se adaptan más a la naturaleza de unos, y otras a la de otros: y por esa razón calificamos a unas de labores masculinas y a otras de labores femeninas. Pero en lo tocante a la virtud, cabría decir que es igualmente apropiada a la naturaleza de ambos, siempre y cuando admitamos que las virtudes no son en modo algunas más propias de unos que de otras.

Musonio Rufo decía que el filósofo es una persona de rango real, aunque no tenga súbditos que le obedecieran, Cualquiera puede ser rey y sólo quien es capaz de reinar sobre sí mismo es verdaderamente de rango real. La cuestión no estaba en el enfrentamiento del mendigo con el rey, sino en saber quién era el ver­dadero mendigo y quién el verdadero rey. Él se ponía como ejemplo del tipo de persona que sin tener nada en la vida, tenía una vida más cómoda que aquellos que tenían riqueza, con esto quería demostrar  que a través de la libertad se consigue la libertad y a su vez  conduce al rango real.

Epicteto muestra un gran interés en no con­fundir los aspectos externos del cinismo con su naturaleza interna. No obs­tante, pese a advertir de los peligros que esas apariencias puedan comportar, en ningún momento osa decir que deban abandonarse. Se limita a repetir que la pobreza interna debe engendrar la externa, y que esa pobreza externa no debe ser un mero sustituto de la interna.

Es evidente que Epicteto se dirige a un público de clase humilde, las manifestaciones externas de cuya pobreza no se diferencian mucho habitual­mente de las de los cínicos. Pero, pese a admitir de grado esas manifestacio­nes externas, recalca que lo que cuenta es el aspecto interno.

Los estoicos sostienen  que la libertad no proviene de la po­breza física, que en último término haría a la persona inaccesible al deseo y a la añoranza, sino fundamentalmente de la pobreza espiritual, que hace a la persona insensible a los ataques y a la violencia.
 Los estoicos son las que viven de acuerdo con los dictados de la razón, y se ven a sí mismos como individuos autosuficientes, capaces de disciplinar sus deseos y de permanecer totalmente indiferentes ante las situaciones de la vida. Ellos sostienen, como sus predecesores los cínicos, que la lección que se debe sacar de la vida y enseñanzas de Sócrates es que la virtud humana y la felicidad dependen no del éxito material, sino de la formación del carácter, el cual debe ser fiel a lo más propio de nuestra naturaleza: la racionalidad. Además, sostienen los estoicos, es a través de la conducta en conformidad con la naturaleza racional que la gente se une entre sí y con el universo. El significado de la exhortación socrática: "conócete a ti mismo", es claro, pues es sólo a través del conocimiento propio que la gente puede participar en la comunidad moral y cumplir con su función en el gran diseño del universo.





LA PIEL DE MIS PLANTAS POR ZAPATOS

Abraham Malherbe advierte que la combinación cinico-estoico ha contribuido a oscurecer el concepto de cínico y el de estoico. Los escritos cínicos nos suministran pruebas palpables del cinismo en el momento en que esta escuela conocía un nuevo esplendor...En época precristiana era evidente que el cinismo comportaba no solo una pos­tura teórica en el terreno filosófico, sino también una actitud práctica por lo que al vestido, la alimentación y la residencia se refiere. Esta pobreza pro­gramática y externa es la que hizo al cinismo tan reconocible a primera vis­ta y tan popular.

Lo que pretendían, como subraya Vaage, era la «autosuficiencia... liberarse del sis­tema de deseos que, en su opinión, tenía dominada a la cultura grecorromana», y practicar «la franqueza... y el descaro» como una forma de «crítica implícita o explícita de los valores típicos de la civilización grecorromana»
En la tradición cínica, el manto, la alforja y el bastón constituían una terna casi oficial. El ir descalzo es una característica que no sólo encon­tramos en el salvaje escita Anacarsis, sino también, en el lado estoico de la combinación «estoico-cínica», en Musonio Rufo.

Estos argumentos son, pragmá­ticos y, desde el punto de vista estoico, moderados, pero el resultado en cual­quier caso es siempre el mismo: ir descalzo. Una costumbre semejante se menciona en las cartas atribuidas a Sócrates, colección de siete epístolas que, como indica Malherbe.

Poco importa que hablemos de manto, alforja y bastón, o de pies descal­zos y cabellera larga, pues lo significativo no es que todos los cínicos tuvie­ran exactamente el mismo aspecto externo, sino que todos ellos tuvieran un aspecto lo suficientemente distinto de lo que eran los cánones sociales de la época para ser reconocidos como individuos decididamente diferentes.
La pobreza deliberada y anticultural del cínico no sólo significaba llevar una vida de mendigo, sino también una vida itinerante, y probablemente fue­ra este rasgo en particular lo que venía a destacar el uso del bastón.

Uno que lleva el cabello despeinado y el vestido bien ceñido, sin nadie que lo acompañe en su vagar, un hombre que se hace blanco de todas las miradas y reproches... Soy bien consciente de que la gente suele dar el nombre de cínico a quienes van vestidos como yo; y de que            para empezar, consideran que no están en su sano juicio, sino que son una caterva de locos miserables


EN EL EJÉRCITO DEL CAN


En su tesis dedicada a estudiar el ideal de apóstol activo de san Pablo, Ronald Hock concluye que las discusiones en torno a los medios de vida de los filósofos se remontan al enfrentamiento entre Sócrates y los sofistas en torno a la conveniencia de cobrar dinero por impartir sus enseñanzas. Quedémonos con estas dos últimas opciones, esto es, la de mendigar y la de trabajar, y tengamos presentes dos cosas.

REBELDE Y REVOLUCIONARIO

Las  manifestaciones, llegaron a su punto álgido a mediados de los años sesenta del siglo I e.v. antes de  la primera guerra judía y también en el transcurso de la misma, podemos encontrar en Jerusalén en primer lugar a los sicarios, pertenecientes a la clase de los subalternos, y luego a una plé­tora de manifestaciones, profetas, tanto de corte oracular como milenarista, bandidos y mesías, pertenecientes tanto a la clase de los subalternos como a la clase de los campesinos. Así, pues, el último paso que nos queda por dar es echar una ojeada a la guerra no tanto por sí misma, como por la luz que pueda arrojar sobre los distintos tipos de disturbios sociales que la pre­cedieron y acabaron por precipitarla. Y para hacerla me basaré en una serie de modelos históricos y sociológicos comparativos.

LA REBELIÓN DE LOS PUEBLOS NATIVOS CONTRA ROMA

En el documento se presentan cinco rebeliones de pueblos nativos  contra el Imperio Romano  según el libro de Stephen Dyson que tuvieron lugar más o menos durante los cien años:

  1. El primer caso, sucedido en 52-51 a.e.v., de los arvernos, al mando de Vercingetó­rix, que tras unificar a las diversas tribus galas, capitaneó una guerra de gue­rrillas contra Julio César. Pese a los éxitos obtenidos al principio, Vercingetórix acabó siendo capturado en Alesia, en Borgoña, y ejecutado en el triunfo de César de 46 a.e.v.

  1. El segundo fue en Dalmacia y Panonia, entre 6 y 9 e.v. El cabecilla fue Batón, fueron necesarios cuatro años, quince legiones con las correspondientes tropas auxiliares, el general Tiberio, para que aquellos territorios volvieran a quedar bajo el control de Roma Batón no fue ejecuta­do, sino simplemente relegado a Ravena.
  2. El tercer caso fue en  el año 9 e.v., P.Quintilio Varo, a quien ordeno la crucifixión de dos mil insurgentes judíos en 4 a.e.v., cayó en la trampa que le tendió Arminio. Varo se vio ence­rrado con sus tres legiones en el bosque de Teutoburgo y hubo de quitarse la vida. Luego  Germánico, regresó a Germania para vengar la afrenta infligida al pueblo roma­no. Para evitar nuevos desastres y procurar obtener la victoria, hubo de lle­gar a un acuerdo con el enemigo.
  3. La cuarta rebelión fue la de Boudicca, reina de los icenos, en 61 e.v. Tras perder una legión, el gobernador de la provincia, Gayo Suetonio Paulino, derrotó a los icenos. Boudicca hubo de suicidarse y, aunque la revuelta siguió adelante.
  4. La última de estas rebe­liones, que debe ser considerada en el marco de la guerra civil de los años 69-70, fue la de Julio Civil. Pese a no recibir el apoyo de las tribus galas que esperaba, los éxitos cosechados en un primer momento por Civil fueron impresionantes.

Dyson compara una serie de características en estos cinco casos de rebelión, Según este autor, hay características o rasgos similares en todas las rebeliones:
  • Todas ellas se produjeron poco después de que se estableciera el control de Roma sobre los diversos territorios,
  • Todas ocurrieron en el momento en que se produjo una intensificación fiscal o administrativa del control ejercido por los romanos.
  • Todas ellas fueron encabe­zadas por caudillos nativos, que establecieron algún tipo de unidad tribal mayor del que existía habitualmente hasta entonces.
  • Los principales cabecillas proceden de la clase nativa más romanizada
  • Los procesos de unifi­cación se ven favorecidos,  por sistemas monárquicos pre­existentes o por otros modelos de alianza más recientes.
  • Todas las rebeliones cogieron a los romanos por sorpresa, cuando éstos pensaban que ya habían completado los diversos procesos de pacificación.

UNA REVOLUCIÓN DENTRO DE OTRA

En los cinco casos estudiados por Dyson, éstos pertenecían a las clases elevadas y romanizadas de las socieda­des tribales en cuestión. Josefo hace alusión a los cinco grupos distintos que existían dentro de Jerusalén, enzarzados en una guerra sin cuartel no sólo contra los romanos que los sitiaban, sino también unos contra otros dentro de los muros de la ciudad. El elenco de esos grupos sigue una escala progresi­va de maldad, y serían específicamente los sicarios, Juan de Giscala, Simón, hijo de Gioras, los idumeos y, por último, los zelotas. Pero, ¿por qué fue pre­cisamente en la rebelión judía en la que la dirección del movimiento escapó, por una parte, al control de las clases altas romanizadas, y, por otra, por qué en su seno se produjeron unas rivalidades tan irreconciliables? El estudio de otros modelos, cuya amplitud de miras es mucho mayor tanto en lo espacial como en lo temporal, quizá contribuya a dar una respuesta satisfactoria a la cuestión.

En 1938, Crane Brinton publicó un estudio comparativo de las revoluciones inglesa, norteamericana, francesa y rusa, que comenzaron respectiva­mente en 1640, 1776, 1789 y 1917. el autor advierte tipos de revolución: La revolución era iniciada por elementos autoritarios, oligárquicos y conservadores. Además, el empleo constante de las expresiones extremistas y moderados supone adoptar una terminología tan vaga que hace imposible la claridad de las com­paraciones:
  • Reforma económica, que supone no tanto una revolución cuanto una reforma, y que tiene fundamentalmente un carácter económico y financiero.
  • Revolu­ción política, caracterizada sobre todo por la ausencia de reforma y el sor­prendente éxito de ciertas acciones militares iniciales.
  • Revolución social, que exige un cambio de la sociedad mucho más profundo que las simples mejoras y sustituciones efectuadas en los es­tratos más altos.
  • Dicta­dura, que pone el poder absoluto en manos de un solo individuo con objeto de preservar la revolución o, mejor dicho, de impedir que la revolución polí­tica dé paso a la revolución social.

Para el año 1950 apareció un libro escrito por un politólogo y un filósofo, en el que se distinguen tres tipos de revoluciones:
·         Revolución palaciega consiste en la sustitución de unos gobernantes por otros que, aun oponiéndose a la fórmula política anteriormente existente, la mantienen.
·         Revolución política constituye un cambio radical de régimen. lo único que cambia es la estructura de la autoridad, sin que se modifique el sistema de reglas que la sus­tenta
·         Revolución social sería un cambio radical de las reglas
Par estudiar las diferencias entre la resolución política y social se toma la distinción que establecen Lasswell y Kaplan y se aplica a la estratificación que hacía Lenski de las sociedades agrarias. La revolución política se produciría en el seno de las cinco clases altas, mientras que la revolución social se produciría a partir de las cuatro clases bajas de Lenski en contra de las clases sociales. El triunfo de una revolución social en una socie­dad agraria significaría, el mantenimiento del control del gobierno por parte de los esclavos o los campesinos.

A continuación se pretende concluir la cata­logación que he emprendido las rebeliones seguidas por los disturbios protagonizados por subalternos y por los campesinos teniendo en cuenta la la interacción ejercida por la revolución política y la revolución social con objeto de averiguar qué fue exactamente lo que hicieron los revolucionarios políticos y los revoluciona­rios sociales en medio de todo aquel ruido y toda aquella furia, en medio del terror, el espanto y la destrucción.

  1. Manahemo, cabecilla de corte mesiánico, regresó  a la ciudad con un séquito de sicarios y campesinos y contribuyó a rom­per el equilibrio en favor de Eleazar. El pueblo prendio fuego a la casa de pontífice Ananías, y en el palacio de Agripa y Bere­nice. Después de esto, prendieron también fuego a las arcas adonde estaban todas las escrituras de los deudores y acreedores, porque no quedase algo por donde se pudiese saber las deudas, por atraer a sí la muchedumbre de los deu­dores y para dar libre poder y facultad a los pobres de levantarse contra los ricos, y huyendo los guardas de las escrituras públicas, echaron fuego a las casas. Los cabecillas de la revolu­ción política pertenecientes a la clase de los gobernantes lograron impedir que los líderes de la clase de los subalternos hicieran de ésta una revolución social, los miembros de la clase de los gober­nantes respiraron de alivio, pues habían recuperado el control de la revolu­ción. Según Brinton, Manahemo y sus secua­ces no habrían de convertir la revolución política en revolución social.

  1. Josefo,  recoge el nombramiento de un nuevo pontífice por parte de los zelotas, el levantamiento del pueblo contra ellos y el confinamiento de las tropas de los zelotas en el interior del Templo. El objetivo de esta guerra era poder señalar los magistrados y dar aquellos oficios a quien que­rían. Nombraron a Fani, era hijo de Samuel, el cual no era del linaje, vistiéndole con las vestiduras del pontífice, eligieron una de las tribus sagradas. Ese proceso respondía a la ideología propia del igualita­rismo teocrático, el sorteo se limitaba al linaje de los Sadocitas,. Se trataba, al menos por lo que a los zelotas se refiere, de un nuevo gobierno legítimo de la ciudad y el campo. Y, en este contexto, resulta sumamente significativa la alianza de un sacerdote rebelde como Eleazar, hijo de Simón, y los zelotas. Eleazar debió de hacer de enlace entre los zelotas y la revolución se había produ­cido entre las clases humildes de Jerusalén, por un lado. Los zelotas que pasaron de una revolución social a un reinado del  reinado del terror. Se trata de las tres grandes purgas de la noble­za que llevaron a cabo. La primera matanza, fue contra Antipas, encargado de cuidar los teso­ros públicos, y también a Levias y Sifas, ambos de familia real, y más todos los que parecían ser más nobles que los otro. La segunda matanza es conse­cuencia del contraataque de Anano y los aristócratas que encabezaban la revo­lución política, se vieron liberados de su reclusión por las tropas idumeas que entraron en Jerusalén precisamente con ese objeto.

  1. La tercera purga se produjo después que los idumeos abandonaran Jerusalén, convencidos de que la revolución social de los zelotas y su consiguiente reinado del terror resul­taban contraproducentes. Antes de salir de la ciudad, sin embargo, libera­ron a más de dos mil presos. Pero contra lo que sin duda alguna conspiraban era contra la revolución social. Por consiguiente, desde la perspectiva de los zelotas, cualquier miembro de las clases altas estaba por definición en contra de su revolución.
  2. El último indicio de la ideología de los zelotas es su propio sistema de liderazgo interno. Aunque de vez en cuando se menciona a determinados miembros destacados de la facción zelota, en general Josefo suele utilizar la forma plural los zelotas para referirse a ellos y, consecuentemente, no señala a ningún individuo en particular como su principal cabecilla. Pese al tono mordaz que lo caracteriza, la forma en que Josefo nos des­cribe la ruptura de la coalición entre Juan de Giscala y los zelotas nos mues­tra claramente cuál era el tipo de liderazgo igualitario que caracterizaba a este movimiento.

  1. El reinado del terror instaurado por los zelotas dio paso al quinto y último estadio del proceso revolucionario, el de la dictadura, cuan­do el sumo sacerdote Matías rogó a Simón, hijo de Giaras, que entrase en Jerusalén, para librar la ciudad de tantos agra­vios de los zelotas, Cecil Roth insinúa que, las ins­cripciones grabadas en las monedas acuñadas durante el primer y el segundo año de la revolución, Jerusalén la Santa y Libertad de Sión,  destruyeron la hegemonía del proceso revolucionario que hasta entonces habían ostentado la aristocracia sacerdotal y la nobleza laica, de suerte que a partir de ese momento se hizo de todo punto imposible cualquier tipo de negociación con Roma.


TRAYECTORIA DE LOS DISTURBIOS CAMPESINOS
A continuación se señalan los prin­cipales hitos en la trayectoria seguida por los alborotos y disturbios, y demostrar que la consumación final de todos ellos fue la revolución. Que se trataría de una simple y desafortunada invención académica basada en las malas informaciones suministradas por Josefo. Un repaso de la historia de los distintos estados e imperios europeos, que abarcaría más de veinticuatro siglos [500 a.e.v.-1925 e.v.], demostraría que por cada año de conflictos violentos habría por término medio tan sólo cuatro años de paz.

Gurr distingue tres tipos o niveles básicos de violencia política.

  1. Disturbios, definidos como movimientos espontáneos, desorganizados. caracterizados por una importante participación popular, que incluirían huelgas políticas violentas, asonadas, enfrentamientos políticos, y rebeliones perfectamente localizadas.
  2. Conspiraciones, caracterizadas por un alto grado de organización un número limitado de participantes, y por incluir la perpetración de asesinatos políticos, terrorismo a pequeña escala, guerra de gue­rrillas a pequeña escala, golpes de estado y motines.
  3. Guerras intestinas, caracterizadas por un alto grado de organización, una gran participación popular, tener por objeto el derrocamiento de un régi­men o la destrucción del estado, ir acompañadas de violencia generalizada, e incluir terrorismo y guerra de guerrillas a gran escala, guerras civiles, y revoluciones

Así, pues, utilizando esta terminología, cabría resumir el presente capítulo diciendo que Palestina pasó de un siglo de disturbios, a un primer período de conspiraciones a mediados de los años cincuenta con la actuación de los sicarios, para llegar en tomo a 65 e.v. a una guerra intestina, en la que todas las clases se vieron implicadas en una rebelión abierta. Fijémonos sólo en el apartado disturbios populares, y echemos una vez más una ojeada a sus distintas variedades y trayectorias, a sus fechas y a la serie de manifestaciones, profetas, bandidos y mesías, que hemos recogido debidamente en el Apéndice II. No cabe duda de que hubiera otros ejemplos aparte de los que enumera Josefo, pero, de momento, prefiero hablar únicamente de los que tenemos explícitamente documentados por él.

Cabe la posibilidad de que las diversas clases tuvieran dife­rentes tipos de sensación de privación, las clases altas tuvieran una pri­vación progresiva, mientras que las clases bajas tuvieran una privación por decremento.

La trayectoria seguida por los cuatro tipos distintos de movimien­tos campesinos todos ellos indica que desde un siglo venían produciéndose constantes disturbios. Pero, este tipo de profetas constituye únicamente uno de los cuatro tipos de movimientos populares que hemos establecido y  el modelo intercultural de Gurr hace hincapié una y otra vez en que «para que los obreros y los campesinos empobrecidos... puedan acceder a cualquier ideología revolucionaria, es pre­ciso que tengan una conciencia subjetiva de su empobrecimiento; y en otra ocasión añade: Sólo en la medida en que el hombre esté descontento... será susceptible de cambiar de ideología; y dice también: La susceptibilidad de las personas a este tipo de creencias está en función de la intensidad de su descontento.
De ese modo, la única explicación que cabe dar a los disturbios campe­sinos que desembocaron en la guerra de 66 e.v. es la privación por decre­mento. En otras palabras los campesinos se veían precipitados a un nivel inferior, que para ellos había constituido siempre el tipo de vida normal.

 Para que se diera una sensación de privación, los campesinos tendrían que haberse visto precipitados a un nivel inferior al de la mera subsistencia, no ya al nivel de la pobreza, que para ellos habría sido el normal, sino al de la indigencia y la miseria. Según la estratificación de lenski, grandes contingentes de la clase de los campesinos se verían precipitados a las clases inferiores de los impuros, los degradados y los despreciables.

El primer tipo de inversión exprimía a los campesinos hasta el punto de hacerles perder sus propiedades y convertirlos en arrendatarios, jornaleros o incluso en esclavos. Pero lo realmente malo era el segundo tipo de inversión.


La segunda dificultad se producía la remisión de todas las deudas, se advierte a los prestamistas que no nieguen un préstamo a nadie por el simple hecho de que está a punto de llegar un año sabático. Evidentemente, lo cierto es que, a medida que se acercara uno de estos años, los prestamis­tas se mostrarían cada vez más reacios a efectuar préstamos, y los deudores encontrarían cada vez más dificultades para obtenerlos

CAMPESINO Y MANIFESTANTE

En el presente capitulo los autores se olvidan de la aristocracia y se dedican a estudiar  la sociedad campesina. El autor del texto distingue tres escenarios que son la injusticia, la protesta y resistencia y la represión  y como resultados de estas situaciones aparece la rebelión de los campesinos.

El primer estadio de injusticia, se encuentra por la violencia del  colonialismo y la violencia del imperialismo. Ante esta violencia se presenta la reacción de protesta y resis­tencia de los indígenas, reacción que incluye huelgas y manifestaciones, y también acciones de bandolerismo y terrorismo. El tercer estadio es la represión, en la cual se presenta la persecución, hasta el encarcelamiento y la desaparición de las personas, la tortura y la muerte. Por último y como consecuencia de las anteriores aparece la rebelión, que afecta a la mayoría de la gente corriente.

Richard Horsley, quien ha elaborado una tipología  de los movimientos populares que se dieron en la Palestina romana del siglo l, los cuales se presentaron en dos acontecimientos en la Palestina judía a mediados del siglo I e.v. resultaron significativos como es el caso de la vida y la muerte de Jesús de Nazaret y la gran rebelión judía. En ambos  el campesinado judío constituyó la fuerza dinámica.

VEGETANDO CONTRA LA MARCHA DE LOS TIEMPOS

A continuación se presenta definiciones sobre el campesinado:

El primero corresponde a A.L. Kroeber quien definió la sociedad campesina como rural, a pesar de tener contacto con las ciudades-mercado, el cual constituye una sociedad parcial con su correspondiente cultura parcial. Según Krober le falta aislamiento, autonomía política y independencia, pero sus unidades locales conservan su antigua identidad y su sentido de la integración, y el apego al suelo y a los cultos.

Según  Robert Redfield, la definición de la sociedad campesina corresponde a  una población rural de las viejas civilizaciones, esa población rural que controla y cultiva sus tierras para sobrevivir y por seguir un modo de vida tradicional, pero cuya mirada se halla en todo momento puesta en la nobleza o en la población urbana, pues a pesarde su forma de vida busca el modo de vida de sociedades diferentes para en esa gente caracterizada por tener unos modos de vida semejantes a los suyos, pero más civilizados.

Adicionalmente se presentan dos definiciones mediados de los años sesenta que expresan lo que significa para los campesinos hacer parte de ciudades preindustriales o hallarse influidos por la población urbana.


Según Foster, el criterio para definir una sociedad campesina es de índo­le estructural, en donde encontrara vínculos sociales, económicos, religiosos, jurídicos, históricos, o emocionales. Para los campesinos dichos vínculos sirven para controlar las condiciones por las que se ven gobernadas sus vidas. Los campesinos no sólo son pobres, sino que además son relativamente impotentes.


Para Eric Wolf, los campesinos, son labradores rurales cuyas ganancias se las lleva un grupo dominante de dirigentes, que utilizan estos beneficios para asegurar su nivel de vida, y otra para distribuirla a otros grupos de la sociedad que no se dedican a la agricultura, pero que deben ser alimentados por los bienes y servicios.

Para Lenski y Wolf, el campesinado se define por la existencia de un poder ajeno, llámese ciudad, estado o imperio, que se apodera de su excedente agrícola, buscando su beneficio propio.

George Dalton, afirma que los campesinos de todos los tiempos y lugares son individuos estruc­turalmente inferiores. En el caso del campesinado tradicional, su inferioridad se halla estructurada legalmente y se ve reforzada a través de su condición de dependencia por lo que a la ocupación de la tierra se refiere.


Para Eric Hobsbawm, La estrategia habitual del campesinado tradicional es la pasividad. Tal acti­tud no deja de ser bastante eficaz, pues aprovecha los principales bienes con los que cuenta el campesino, a saber, su número y la imposibilidad de obligar­le a hacer determinadas cosas durante mucho tiempo; además se aprovecha de una situación táctica que le favorece, y que se basa en el hecho de que lo que mejor le va al campesinado tradicional es que nada cambie

Para James Scott, este tipo de acontecimientos los recogen las fuentes  cuando ya han alcanzado una intensidad tal que los observadores de la minoría culta no tienen más remedio que percatarse de ellos. Pese a todo, lo que de modo tan persuasivo ha demostrado Scott a propósito de los cam­pesinos malayos contemporáneos vale igualmente para los campesinos de la Antigüedad.

A lo largo de la historia las clases campesinas o subordinadas no han podido ser partícipes activos de las actividades políticas y organizadas, ya que el intento de hacer parte de las mismas pueden ser peligrosas y hasta los puede llevar  la muerte.
Adicionalmente, a lo largo de la historia no han existido rebeliones campesinas que sean continuas, por lo general son escasas y distantes unas de otras. En el momento en que se dan esas rebeliones no les generan ningún beneficio ya que son aplastados sin ningún tipo de contemplación.


Estas formas de lucha nunca llegan por lo general a conver­tirse en un verdadero desafío colectivo. Y pienso ahora en las armas que corrientemente tienen a su disposición los grupos relativamente carentes de poder: la roncería, el disimulo, la deserción, la falsa conformidad, los peque­ños hurtos, la ignorancia fingida, la calumnia, los incendios provocados, el sabotaje, etc. Estas modalidades... de lucha de clases... requieren poca o nula coordinación o preparación; hacen uso de acuerdos tácitos y redes de actuación totalmente informales: a menudo representan tan sólo una forma de autodefen­sa individual: habitualmente evitan toda confrontación directa o simbólica con la autoridad

AMENAZA DE HUELGA AGRÍCOLA

A continuación se van a estudiar los incidentes de rebeliones de los campesinos o clases populares:

  1. Los disturbios en 4 a.e.v., a la muerte de Herodes el Grande, su hijo Arquelao recibió al pueblo y le prome­tió que no había de trabajar en otra cosa sino en hacer que no conociesen la falta de su padre, ante estas palabras el pueblo comenzo a tentar pidiéndole grandes dones: unos le pedían que disminuyese los tributos: otros que quitase algunos del todo, otros pedían, con grande ins­tancia, que los librase de las prisiones. Y, debido a la especial situación en que se hallaba Arquelao, las protestas y reclamaciones tuvieron éxito. No obstante, estas protestas popu­lares acabaron en la matanza de la Pascua.

  1. De la época en que Poncio Pilato ostentó el cargo de procurador, existieron dos incidentes distintos acontecidos en Judea y de otro acaecido en Samaria. El primero se dio  después del nombramiento Pilato como procurador, quien introdujo en la ciudad los bustos del César, que era prohibido por las leyes la construcción de imágenes. Por lo anterior, El populacho de Jerusalén se trasladó a Cesárea, y suplicaron a Pilato que retirara aquellos emblemas. El segundo incidente es el del Erario del templo.  Pilato gastó dinero del tesoro sagrado en la construcción de un acueducto que llevó el agua a Jerusalén, Se reunieron millares de personas, entonces Pilato ordenó que los  soldados se vistieran con los trajes que llevan los judíos quienes se excedieron castigaron por igual a los alborotadores y a los que no habían hecho nada.

  1. En el 39 y 41 e.v. contra Gayo Calígula. Porque decidió erigir una estatua como encarnación de Zeus en el Templo de Jerusalén. Estas tropas, eran de doce mil hombres, Es evidente que Calígula contaba con encontrar resistencia, de modo que Petronio se dirigió inmediatamente hacia el sur y, ante la proximidad del invierno, acuarteló a sus tropas en Tolemaida, ciudad de la costa meridional de Fenicia, situada al oeste de Galilea.

4.    Petronio empieza por convocar a las autorida­des, es la muchedumbre la que actúa. Aquéllas gritan en lamentos, pero esta última, se encamina de Jerusalén a Tolemaida reuniendo a su paso a grandes contingentes de campesinos. Según la vistosa retórica de Filón, «los judíos bajaron como una nube y ocuparon toda Fenicia». Los varones pusieron de relieve que iban desarmados, que llevaban consigo a sus esposas y a sus hijos, y que siempre se habían mostrado leales a Roma y a Gayo. «Pero si aun así no logramos convencerte -dijeron-, nos entre­garemos a la muerte, todo menos vivir y contemplar una calamidad peor que la muerte. Petronio se enfrentaba al dilema de cumplir sus órdenes y diezmar a una multitud dispuesta al martirio antes que tolerar la erección de la estatua de Calígula en el Templo. Éste se reunió a sus amigos y servidores y se dirigió a toda prisa a Tiberíades... Como ocurriera anteriormente, millares de personas se enfrenta­ron a Petronio en Tiberíades.


  1. aEn Filón, los aconteci­mientos tienen lugar en la época de la siega, y se expresa con toda claridad el miedo de que se incendie la cosecha de todo el año.En Josefo, los acon­tecimientos se sitúan en el período de la siembra, y lo que se temía era que la huelga amenazara la obtención de la cosecha anual. En este caso Petronio accedió viendo que la fertilidad de aquella región se perdería, porque era el tiempo de sembrar, y había estado todo el pueblo casi ocioso cincuenta días en la ciudad. Por lo anterior Petronio cedió. y convenció a Calígula para que abandonara el proyecto de la estatua. Este es uno de los csos  en donde los campesinos lograron someter a Petronio.

  1. A la muerte de Calígula subió al trono Claudio, que reinó entre 41 y 54 e.v. durante este periodo hubo dos incidentes de protestas populares. El primero con las tropas romanas, en el Templo durante la fiesta de la Pas­cua, y se halla en el límite entre la protesta pacífica y la revuelta violenta. Uno de los soldados, levantándose el vestido, se encorvó en actitud obsce­na, volviendo la espalda a los judíos, y dijo ciertas palabras en consonancia con su gesto.Éste ordenó reforzar la fortaleza, que dominaba el Templo por el norte, y el pueblo, presa del pánico, huyó despavorido, pese a no ser atacado, siendo arrolladas numerosas personas en la aglomeración.

  1. Tuvo lugar en el transcur­so de las represalias tomadas contra ciertas aldeas situadas a unos veinte kilómetros al noroeste de Jerusalén. Como este aspecto del incidente impli­ca la presencia de bandidos, lo estudiaremos más detalladamente en un pró­ximo capítulo. Lo que de momento nos interesa es la protesta popular que siguió a una acción muy concreta.


En este blog haremos un balance del desarrollo del sector agrario en Colombia a lo largo del siglo XX , compararemos el  presente de los campesinos con algunos puntos importantes de la historia a partir de 3 lecturas y estableceremos las causas y posibles soluciones del campo colombiano.